viernes, 10 de junio de 2016

Como en una extensa galería de arte, recorro cada imagen, todas me parecen perfectas, cada una evoca un momento, un diálogo, una luna, un amanecer.
Las hago mías al instante, hasta que un duro golpe en el patíbulo sesga el velo y cae.
En espiral retorno viendo en perspectiva, y me duele el desgarrado cuerpo de la Maya.
Clavo un puñal, en cada lienzo, empapado en las aguas de Leteo con el deseo profundo del olvido. Mas el fuego de mi corazón lo seca de inmediato y duele, y continúa abierta la herida y un inmenso anhelo la cose burdamente con tientos trenzados de recuerdos. Caigo en espiral de nuevo al claustro y pienso en el sabio Zaratustra, eterno resurgente … “Estoy hastiado de mi sabiduría … tengo necesidad de manos que se extiendan”

María Williams

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