viernes, 10 de diciembre de 2010

Se ha quedado en mí...





Lo vi sentarse lentamente, como preparado para una ceremonia.

Su disposición concentrada sobre la extensión de sus sentidos hacía percibir cada suspiro como parte de la próxima melodía.

Mi mirada se posó en sus manos, ágiles y suaves, apoyadas con sutileza, como disponiéndose a acariciar a la amada.

Comenzó la danza de sus dedos sobre el blanco y negro, y como si cada tecla estuviera conectada a una célula de mi cuerpo, empecé a resonar a cada golpe.

Se ha quedado en mí…. Aún vibro con su música…

Gracias a vos por abrirme esas puertas!