domingo, 20 de febrero de 2011

Puertas... y más puertas...





“Cuando uno vive en la oscuridad, abrir una rendija que deje pasar algo de luz parece ser un gesto intrascendente y, sin embargo, no lo es, porque cuanto mayor sea la oscuridad, mayor será el impacto de una pequeña luz” Mario Alonso Puig

Cuantas veces nos sentimos en la oscuridad? Cuántas horas pasamos dando vueltas a un mismo asunto sin encontrarle respuestas? Y de pronto, una frase, un llamado, una recordada melodía, la letra de una canción, un mail, abrir el libro que veníamos leyendo y sentir que el señalador se puso en el lugar que debíamos hallar.

Puertas, puertas y más puertas.

He tenido la experiencia de ver como se abren, una tras otras permitiéndonos ver, conocer, llegar a donde necesitamos, a beber del agua que nos calmará la sed, o a provocarnos más sed que nos llevará a aguas más profundas.

Vemos luz, abrimos, caminamos, encontramos más puertas, elegimos, avanzamos, nos encontramos en el laberinto con otros, que han entrado quizás por otras puertas, compartimos lo que hemos aprendido en los caminos diferentes, seguimos, juntos, o separados, enriquecidos con lo que nos entregaron, satisfechos por haber podido humildemente abrir otras puertas.

Hemos escuchado en los cuentos de nuestra infancia, historias de personajes que abrían puertas, que los llevaban a otros lugares, que siempre representaban mundos diferentes, que transitados, transformaban al que se aventuraba en un ser mejor, que había experimentado, aún con riesgos, lo que detrás de ellas se le ofrecía.

Muchas puertas se nos presentan como espejos, engañosos, que nos invitan a quedarnos con nuestra mirada de nosotros y del mundo.

“Basta con atreverse a cruzar al otro lado del espejo”. Jostein Gaarder .

"Ya sabes que sólo se ve la parte trasera del reloj en el espejo" L. Carroll

Puertas y más puertas… Los espero… del otro lado…