domingo, 27 de noviembre de 2011

jueves, 11 de agosto de 2011

El espejo




“El espejo que soy me deshabita:
un caer en mí mismo inacabable
al horror del no ser me precipita.
Y nada queda sino el goce impío
de la razón cayendo en la inefable
y helada intimidad de su vacío”

Octavio Paz

domingo, 24 de abril de 2011

"Y"... bifurcación o confluencia... Todo depende desde el lugar en que decidas enfrentarlo...


"Y"... bifurcación o confluencia... Todo depende desde el lugar en que decidas enfrentarlo...

Cuántas veces pensaste que tu vida hubiera cambiado si tomabas las cosas de otra manera?
Cuánto sufrimiento hubieses evitado si hubieses logrado tomar distancia para poder Ver realmente desde qué lugar, desde qué perspectiva, con qué ojos enfrentabas determinada situación.
Cuando enfrentamos una situación en nuestra vida, viene sobre nuestras espaldas una pesada carga, compuesta de aquello que nos enseñaron, de aquello que siempre pensamos sobre “cómo debían ser” las cosas, de nuestras experiencias pasadas (en las que también actuamos presionados por los mismos elementos), las cuáles, generalmente anquilosan estructuras que arrastramos, confirman lo que nosotros mismos nos determinamos a confirmar. Muchas veces pienso que hacemos las cosas, simple y sencillamente, para confirmar lo que ya traemos grabado a fuego en nuestra historia.
Y así no nos salimos del “camino seguro”.
Cómo podemos creer que esto es así? Cómo podemos, viendo innumerables casos de resiliencia en diferentes ámbitos de la vida? Cómo nos dejamos engañar no descorriendo el velo de Maya? Cómo nos anclamos en lo que hemos guardado, en lo que arrastramos, sin saber bien por qué, como aquel viejo trasto que heredamos y tanto nos cuesta arrojar a la basura?
Necesitamos caminar por los mismos caminos, ajustarnos a horarios, hacer lo que “debemos”, para no salirnos de la red de contención, que finalmente nos impedirá caer.
Caer??? O ver? O Cambiar? O…darnos cuenta de la inmensidad que somos?
Tememos… a qué?
Tenemos un “ordo Amoris” del que nos sentimos orgullosos. Separemos de él la paja del trigo! Nos ajustamos a él sólo como una justificación a nuestros apegos.
Nos han enseñado a ver a través de coloreados cristales. Qué nos impide mirar sin ellos?
La foto que corona este post debe hacernos reflexionar.
Por qué vemos de un lado o de otro?
Por qué bifurcación y no confluencia?

domingo, 20 de febrero de 2011

Puertas... y más puertas...





“Cuando uno vive en la oscuridad, abrir una rendija que deje pasar algo de luz parece ser un gesto intrascendente y, sin embargo, no lo es, porque cuanto mayor sea la oscuridad, mayor será el impacto de una pequeña luz” Mario Alonso Puig

Cuantas veces nos sentimos en la oscuridad? Cuántas horas pasamos dando vueltas a un mismo asunto sin encontrarle respuestas? Y de pronto, una frase, un llamado, una recordada melodía, la letra de una canción, un mail, abrir el libro que veníamos leyendo y sentir que el señalador se puso en el lugar que debíamos hallar.

Puertas, puertas y más puertas.

He tenido la experiencia de ver como se abren, una tras otras permitiéndonos ver, conocer, llegar a donde necesitamos, a beber del agua que nos calmará la sed, o a provocarnos más sed que nos llevará a aguas más profundas.

Vemos luz, abrimos, caminamos, encontramos más puertas, elegimos, avanzamos, nos encontramos en el laberinto con otros, que han entrado quizás por otras puertas, compartimos lo que hemos aprendido en los caminos diferentes, seguimos, juntos, o separados, enriquecidos con lo que nos entregaron, satisfechos por haber podido humildemente abrir otras puertas.

Hemos escuchado en los cuentos de nuestra infancia, historias de personajes que abrían puertas, que los llevaban a otros lugares, que siempre representaban mundos diferentes, que transitados, transformaban al que se aventuraba en un ser mejor, que había experimentado, aún con riesgos, lo que detrás de ellas se le ofrecía.

Muchas puertas se nos presentan como espejos, engañosos, que nos invitan a quedarnos con nuestra mirada de nosotros y del mundo.

“Basta con atreverse a cruzar al otro lado del espejo”. Jostein Gaarder .

"Ya sabes que sólo se ve la parte trasera del reloj en el espejo" L. Carroll

Puertas y más puertas… Los espero… del otro lado…