lunes, 28 de septiembre de 2015

Enredada en las justas tramas de la lógica, previsible y metódica, no veo.
Los silogismos son perfectos, categóricos, infalibles.
Sirven para muchas cosas, entre otras, filosos divisores de aguas entre izquierda y derecha, racionalidad y sentir.
Anhelaba las armas de Atenea, que con Temis cegaron la conciencia del destrozo, la destrucción, que- de igual modo- ocurría silente.
Las partes, los pedazos están ahí ahora.
Intentan infructuosamente acallar los estragos, los argumentos y las razones.
Falsa percepción de orden del caos, ya no guías más mis sentimientos.
Viene a mi memoria un verso de la infancia…

¡Detén tus pasos Lógica, no quieras
que se hagan pesimistas los idiotas! (Almafuerte)

Detente! Ya no caben en tus casillas mis infinitudes. Ni en tus limitaciones mis deseos.
La vida y la muerte son lo mismo, aunque te empeñes en nombrarlos contradictorios o contrarios.
Y el amor atraviesa cada carne, cada luz y cada sombra, cada gota, cada mañana, y lo invade todo, como el mar, sin contenciones.
María Williams


Foto: María Williams. Sarria 21/10/2014

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