Su fría y rugosa textura me habla de momentos, de sangre y de pasiones contempladas.
Puedo escuchar el clamor de los siglos, como un testigo silente.
La verdad y la mentira dichas, el dolor y el amor, la vida y la muerte.
Tan escénico y tan trivial.
Refugio de penitentes, oratorio y oráculo.
Belleza rústica... imperfecta, condena de Sísifo y piedra angular, ara y lápida, peldaño y fosa.
Incoherente alegoría del paso del tiempo y de la permanencia.
María Williams
Foto: yo. Finisterre 28/10/2014